Qué gran experiencia ,el viernes marcó el comienzo de un fin de semana lleno de aventuras fotográficas y momentos inolvidables.

Llegamos el viernes al medio día una avanzadilla de 11 personas, y a pesar de que no avisamos que llegaríamos para la comida, el cocinero del Monasterio nos dio de comer a todos. No una comida que pudiéramos elegir pero que resulto deliciosa.

La pensión completa concertada era desde la cena del viernes, que es cuando estaríamos la mayor parte de los componentes de la quedada.

Por la tarde empezaron a llegar el resto de los componentes de la quedada excepto tres que se añadirían el sábado.

Después de la cena, nos dirigimos al mirador de las Minas y la naturaleza nos regaló una inesperada y emocionante sorpresa: una aurora boreal, un fenómeno histórico en estas tierras.

Aquí a pesar de no tener ningún hito importante para fotografiar(estaba a nuestras espaldas) , decidimos hacernos retratos épicos ya que el momento también lo era.

Más tarde volvimos al Monasterio, no a dormir sino a seguir fotografiando la Aurora, la vía láctea…

La mañana del sábado nos deparó una visita fascinante a un observatorio, donde a través de un telescopio pudimos observar la mancha solar que había provocado la posibilidad de ver auroras boreales en España.

Al regresar al Monasterio, se unieron dos miembros más de la quedada, Isaac y Jorge, que vinieron en moto desde Pamplona. Después de una comida reconfortante en el Monasterio, nos entregamos a una merecida siesta, aunque la emoción por las auroras pudo disipar completamente el cansancio acumulado por trasnochar.

Al despertar, nos encontramos con la grata sorpresa de la llegada de Santi, el último en unirse a la quedada. Brindamos con unas cervezas protocolarias y nos preparamos para la noche, esta vez con bocadillos proporcionados por el personal del Monasterio para disfrutar en nuestras localizaciones. Aunque lamentablemente no volvimos a presenciar el espectáculo de las auroras, no dejamos de capturar momentos memorables con nuestras cámaras.

La quedada llegó a su fin el domingo después de una maravillosa visita guiada por el Monasterio, dejándonos con recuerdos imborrables y la promesa de volver a encontrarnos en futuras aventuras fotográficas.